jueves, 19 de enero de 2012

Disputa entre la razón y el corazón.

- Y mírate, con la boca sucia de chocolate. Deborando culpabilidad y dolor a rabiar. Ni siquiera puedes expresar lo que sientes y te quedas ahí, inmóvil, sin reaccionar.
Otorgando como la que más y ensuciando de lágrimas la almohada.
Parece que te guste sufrir y no, no lo entiendo, nadie lo entiende. Unos días arriba y otros abajo.
Brotes psicóticos... ¿a cuento de qué? Tenías una vida y media. Te regalaron una vida entera y no todo el mundo tiene ese privilegio, con sus más y sus menos, ¿por qué te empeñas en matarlas?
Es bastante irónico que aconsejes a todo el mundo cuando tu ni siquiera te los aplicas. ¿Qué ganamos los demás leyendo tus absurdos escritos de fuerza, de vida, de valentía, si tú ni siquiera lo has intentado?
No tendrás la mejor vida del mundo, pero tampoco haces nada para cambiarla y, ¿a qué esperas?
Me gusta ver cómo te secas las lágrimas, corazón de tinta, me gusta creer que te levantas y que vas a hacerlo. No se trata de luchar la vida, se trata de vivirla, puedes hacerlo a tu manera.
¿Quieres un cigarro?
-No, quiero que el mundo me deje en paz y deje de herirme.
-Eso es, no necesitas ayuda. Cómo era...Tú sola contra el mundo...
Antes derrochabas amor y alegría por cada poro de tu piel, ahora solo violencia.
¿Dónde está la pequeña que conocí? Has desaparecido... Es como si dentro de ti misma hubieras muerto.
Vamos flor marchita, sé que necesitas que te quiera, aunque no merezcas ni un ápice de amor ahora mismo.
Abrázame.
-Vete por favor, no hace falta que me recuerdes más lo horrible que soy.
-No eres horrible, si no te conociera quizás no sabría como eres realmente. Pero aquí estoy, para quitarte esa máscara que te hace fea, para romper esa enorme coraza y entrar en tu grandioso corazón del que nos has echado a todos. Las verdades duelen. Y todo menos la muerte, tiene solución. Estás a tiempo.
Aunque no lo creas, tienes a gente que te valora y te ayudará a levantarte, siempre. No nos infravalores.
Aún te queda mucho por aprender. A todos.
-Gracias, pero no me apetece escuchar lecciones de vida de nadie. Aprecio mucho lo que intentas pero ahora solo tengo ganas de envolverme en la música de Yann Tiersen y dejarme llevar. Quiero evadirme del mundo, a veces, me gusta esa soledad que me persigue, a veces, necesito prescindir de mis seres queridos para como tu dices, volver a ser yo, almenos unos instantes. Necesito sentir que el cuerpo me flota, que vuelo entre nota y nota, que me siento feliz, que no hay preocupaciones. Eso y liberar mi mente, de ti, y  de paso coser un par de heriditas del corazón, coserme. Tengo que aprender a valorar lo que tengo, pero déjame unos instantes. Necesito pensar en...en...NADA.
-Bueno, quizás necesites ese espacio para dar rienda suelta a tu imaginación. Solo quiero ver renacer tu corazón, tu sonrisa... Quiero que me hagas renacer. Quiero verte relucir, flor.
-Dame un cigarro, mañana unos chupitos de más, y mucha despreocupación. Luego, ya veremos...
-...Te quiero.

El sarcasmo de cuándo te das la espalda.

sábado, 14 de enero de 2012

Standby

Yo tan solo pretendía volar, y se me cayó el cielo encima...

Pero cambiemos de tema y sonríe y nos bailamos un vals o, mejor, nos vamos a un concierto de punk y cantautores hippies, que me gustaba que fueras callado y me hablasen tus manos, tus ojos y tu lengua. Verte el Retiro reflejado en tus ojos esmeralda y el sabor de la cerveza reciente en tus labios, que mira que se te ponía cara de malo. Al día siguiente, sería de perro apaleado y dirías "es la última vez, ya si que sí", y, unos días después, volveríamos a caer; y a reír de malas y a llorar de sentir tal cual jurábamos que nunca llegaríamos a vivir. ¿Recuerdas cómo nos perdíamos en Madrid y sus grandes avenidas, en Venecia y sus callejuelas, y en la playa, a medio día? En cada rincón del mundo haciendo el amor. Dejando huella y marcando territorio.
A menudo me pregunto, cómo seríamos de no ser nosotros con nuestras movidas, si sencillamente, nos depuráramos memoria y arterias, dándonos un lavado con la brisa. ¿Hubiera sido más fácil la batalla de fingirnos felices?
Prefiero no pensar, por tu falta, y me paro a reproducir todos los recuerdos que me he obligado a olvidar momentáneamente hasta que la distancia decida unirnos, y que, al quererlos recordar, me duele la cabeza...aunque no estoy segura de que sea solo eso lo que me duela.
¿Sabes? Me consuela pensar que las estrellas sí se pueden contar, cómo hacíamos nosotros, tumbados en el frío pueblo de Castilla.

Joder, estoy perdiendo facultades.

No me mires y trates de ver a alguien con talento, alguien que derrocha amor, alguien que tiene claro lo que sea, no soy ese alguien. No soy así. No te acostumbres a mí, que poco a poco me voy consumiendo.
¿Y qué le voy a hacer, si sólo sé subir los escalones de tres en tres?
Yo soy de las que a falta de pan, da la primera hostia y me cuelgo de un sueño, me fumo el mundo entero y me como el tiempo que hace que no nos vemos.
Perdónenme ustedes, mis lectores, si sólo se sigue a cojones y con el tesón de tener, tengo siempre encabritado el corazón...

Supongo que esta no es una de esas historias, que al final del todo, giras hacia un lado y le dices a alguien que la respuesta siempre estuvo ahí, delante de ti.
Aunque también puede ser divertido no saberlo.