domingo, 9 de junio de 2013

En silencio.


Se sentía encerrado, enjaulado, cual pájaro al que le niegan la libertad.
Juraba no poder respirar y asfixiarse entre las barreras del amor eterno.
Amor que nunca pudo entender como libre.

Quiso batir sus alas para cambiar el mundo, sin darse cuenta de que fuera de la jaula, el mundo seguía siendo igual.
Aún más asfixiante por las sombras de la soledad.
Se percató de que tras esos barrotes seguía siendo el mismo con la misma libertad, pero con más frío, con un corazón sin expresión...

Los colores de su plumaje se tornaron grises y su voz perdió la melodía. Nada tenía sentido.
Quiso gritar, pero ya no había nadie para oírlo, pues ya no podía volver a esa jaula, cerrada para siempre bajo llave.

Sus dudas resultaron ser destructivas y traicioneras... Hicieron perder el bien que podría haber ganado si no hubiera temido buscarlo.

Libertad, como el aire para "respirar".



Ten valor para leer mis heridas del escrito anterior, de la tinta que incluso a mí me apuñala.
Te aseguro, que no hay maquillaje capaz de ocultar esas heridas aún abiertas, las de mi corazón.
Fuimos dos locos, que se amaron como suicidas.